Las épocas cambiaron, los tiempos que vivimos son otros, las condiciones y los embates que aquellos colonos sufrieron, viviendo bajo condiciones injustas y atados a contratos leoninos tal vez sean diferentes. Pero sus legados siguen vigentes, los ideales y principios de aquellos pioneros siguen en pie y sostienen firmes a nuestra Entidad.
Seguimos bregando por los pequeños y medianos productores. Porque somos agricultores familiares y para nosotros la producción es un estilo de vida, nuestro principal sostén, nuestro modo de ser; en síntesis, es lo que nos define.
Cada día, los productores federados dejamos todo en los distintos puntos del país para seguir en donde nacimos, para mantener la esperanza, para darles un futuro a nuestros hijos. Y como entidad, continuamos luchando para que eso sea posible, para mejorar sus condiciones de vida, pero también por un desarrollo rural sustentable y sostenible.
La Federación Agraria sigue con ese espíritu luchador, aguerrido y propositivo que tiene desde sus orígenes. Por eso, desde que asumió este gobierno, hemos llevado adelante incansables gestiones gremiales, que se profundizaron cuando, en diciembre pasado, se propuso y aprobó una ley de emergencia económica que preveía un aumento de las retenciones agropecuarias, con un mecanismo de compensación a pequeños productores, cuyo criterio quedaba en manos del gobierno. Desde FAA hemos dialogado intensamente con el ministro Basterra por este tema. Hemos presentado propuestas, ratificando nuestro histórico reclamo por un tratamiento diferencial, y hemos reiterado en múltiples ocasiones que se implemente esa compensación. Pasaron casi ocho meses, y los productores seguimos esperándola. Pero no bajaremos los brazos, nuestra lucha seguirá con la misma intensidad que el primer día.
Propusimos reemplazar los derechos de exportación por un impuesto a las ganancias con una escala actualizada, que permita el trato diferenciado y progresivo de las distintas escalas de productores. Lo hicimos sabiendo que eso no sólo impactaría entre los productores medianos, sino que también mejoraría la situación de los pueblos del interior y hasta de los más pequeños, al permitir que los primeros continuaran dinamizando la economía del interior productivo.
Paralelamente, pedimos al Ministerio que se creara un fondo de estímulo para las economías regionales, que llegara directamente a los productores y les permitiera salir de la crisis en la que están inmersos, consecuencia por un lado de las dificultades existentes en el mercado interno, pero también de la asfixia impositiva y fiscal en la que están sumidos, con casi inexistente acceso al crédito, problemas en la comercialización de sus productos, dificultades derivadas de una despiadada concentración y una gran distorsión de los precios. Este fondo buscaría mejorar su condición y al mismo tiempo regenerar el empleo y fomentar el arraigo. Todo eso sin perjuicio de que las economías regionales necesitan políticas públicas agrarias especificas e integrales, que las apuntalen, que las acompañen en su crecimiento y desarrollo, por las que seguiremos luchando.
Esto fue de la mano del reclamo que desde hace años sostenemos, pidiendo que se reglamente la ley de reparación histórica de la agricultura familiar (ley 27118), que incluye diversas herramientas que serían de enorme ayuda para los productores federados, al comprender que la producción familiar ocupa un rol clave. Sin embargo, y pese a contar con el poder para hacerlo, aún no se avanzó en este sentido.
Todo esto pasaba antes de que se iniciara la crisis por el Covid-19 en nuestro país. Y con ella se profundizaron las dificultades existentes, al tiempo que hizo que el gobierno y el Poder Legislativo dejaran de pensar en estas cuestiones, para priorizar solo la agenda de la pandemia. Seguramente era lo que debía hacerse para afrontar este desafío global, pero no puede ser el único aspecto a tratar. Se nos consideró “esenciales” y se nos dejó seguir trabajando, pero no se atendió en todos estos meses a nuestras necesidades específicas. No se nos da respuesta a los problemas que arrastramos, ni se nos tiene en cuenta al pensar en los (múltiples) problemas que surgieron, derivados de la pandemia. Se siguen ensayando ayudas puntuales; pero no en soluciones para todos los productores. Se nos escucha en las reuniones, se nos da la razón, pero no se avanza en las respuestas.
También le planteamos al ministro que se creara un banco de tierras que tuviera de ejemplo el caso uruguayo, en donde se usen tierras fiscales ociosas y se permita a los productores que accedan a ellas a costos adecuados. Nos dijo que lo evaluarían, y esto sería de una gran ayuda para que la tierra ociosa sea productiva, pero sí y sólo sí se asignan con criterios justos, adecuados, planificados y a productores que presenten planes concretos de trabajo.
Asimismo, planteamos la urgencia para que se resuelvan los temas vinculados a la inseguridad, tanto al ministro Basterra como a su par de seguridad, Frederic. Esperamos que puedan avanzar con planes nacionales, para sacarnos de la indefensión en la que nos encontramos, con lo que hasta ahora es una ausencia preocupante del Estado.
En los distintos encuentros que mantuvimos con los diversos funcionarios del Ejecutivo, seguimos pidiendo por mejor infraestructura, conectividad, capacitación para las y los jóvenes, así como también créditos accesibles para ellos. Además, solicitamos créditos para viviendas, una nueva ley de arrendamiento que garantice el arraigo, para de esta forma frenar el desangrado de los pueblos del interior. Esto se sumó al pedido reiterado de que se actualice el fondo de emergencias (que sigue siendo de 500 millones de pesos, cifra totalmente desactualizada y distante de lo que se necesita en la realidad) tanto como que se implemente un seguro multirriesgo, que permita dar mayor certidumbre en las inversiones que se realizan, que son grandes y a cielo abierto.
Estos y otros muchos temas hemos planteado como prioritarios en la agenda en estos meses. Seguimos reclamando, gestionando y golpeando todas las puertas de funcionarios nacionales y provinciales para atender la necesidad de nuestros productores.
Continuamos defendiendo las banderas que dieron origen a nuestra entidad, aún en estos tiempos de distanciamiento que no nos permiten movilizarnos o realizar asambleas como conocimos en otros tiempos, pero sosteniendo los principios que siempre nos movieron. Convencidos de que es lo que debemos hacer, pero también, lo que es justo, seguimos enarbolando las ideas de nuestros pioneros, con toda la fuerza que nos da saber que es la senda que debemos y queremos transitar.
¡Felices 108 años de vida, queridos federados! ¡Sigamos luchando por lo que creemos, consigamos un mejor presente para nosotros, y un futuro promisorio para nuestros hijos y todo el país!