Hoy, 8 de septiembre, se celebra en nuestro país el Día de la Agricultura y del Productor Agropecuario, en conmemoración de la fundación en 1856 de la primera colonia agrícola, en Santa Fe.
Este año nos toca vivir esta fecha en un escenario distinto, con diversas situaciones en las provincias, consecuencia de la pandemia de Covid-19, que nos afecta desde marzo de este año, pero viviendo en todo el país uno de los momentos más difíciles de esta crisis. Nosotros, los productores agropecuarios, fuimos considerados trabajadores esenciales, por lo que seguimos realizando nuestras labores, cumpliendo los cuidados necesarios, pero produciendo los alimentos que necesitaba nuestro país y el mundo.
Hemos podido continuar con nuestras producciones en nuestras chacras, en nuestras fincas, en nuestros campos, con muchísimo esfuerzo. Y si bien destacamos ese reconocimiento a la centralidad de nuestro trabajo, debemos decir hoy, en nuestro día, que lamentablemente esa prioridad que se nos asigna no tiene como correlato las políticas públicas que necesitamos para llevar adelante nuestra labor con dignidad.
Muchos nos debatimos a diario por seguir produciendo, haciendo frente solos a inclemencias climáticas, incendios, hechos de inseguridad, delitos, pero también —y desde hace mucho tiempo– a la falta de financiamiento, a los enormes problemas de comercialización que debemos afrontar los productores de menor escala, a las inequidades en las cadenas, que hacen que nos paguen poco por nuestro trabajo, a que nos cobren retenciones, nos prometan devolvérnosla y que pasen los meses y eso no sucede… entre tantas otras cosas.
Somos esenciales. Pero estamos solos.
La peleamos con nuestras familias, la peleamos en la organización gremial, y como entidad luchamos de todas las maneras posibles para hacer realidad todas las políticas públicas que necesitamos. Pero la política decide hasta ahora no darnos respuesta.
Desde nuestro lugar, continuaremos exigiendo lo que nos hace falta, y proponiendo lo que sabemos permitirá el arraigo, el desarrollo de los pueblos, y nuestra continuidad como productores. Soñamos con que podamos, un 8 de septiembre, festejar realmente este día, sintiendo que, finalmente, nuestro trabajo es valorado por quienes conducen nuestro país.
Un gran reconocimiento a todos los pequeños y medianos productores, a los agricultores familiares, que a en todo el país no bajan los brazos y siguen haciéndole frente a las adversidades, por el amor a su tierra y por el compromiso con el país. |