El presidente de la filial Cumbre de Gaspar, Leonardo Quevedo, contó que “las dotaciones de bomberos y aviones hidrantes estuvieron trabajando día y noche para contener el fuego, que a última hora de ese día estaban sin control, y la situación se fue desbordando”.
Los incendios provocaron que los campos de pequeños productores fueran muy afectados, se quedaron en el transcurso de unas horas prácticamente sin nada. “La desesperación por saber que le iban a dar de comer a los animales a partir de ese momento era el gran problema, sumado a las pérdidas materiales de cada uno”, relató.
El domingo se trabajó denodadamente sobre la base de una rápida articulación entre la filial, la universidad Católica e INTA, tal como se hizo en Punilla. “Los productores no tenían nada para darle de comer a los animales y pudimos llevarles alfalfa, en tanto hoy le llevaremos alimento balanceado y el próximo fin de semana estarían llegando rollos de pasto de un campo de la universidad hacia Córdoba”, comentó Quevedo quien señaló que se entregó entre los damnificados agua minera, recibidas de donaciones.
“El respaldo de la Universidad e INTA se destaca de sobremanera, y junto a las filiales y grupos de Mujeres Federadas, de la zona se logró asistir rápidamente a los productores que se habían quedado sin nada”, finalizó Quevedo.
Por su parte, el director Mario Aguirre, destacó y agradeció también que en la zona de Punilla, otra de las zonas afectadas por los incendios anteriormente, recibieron ayer (por el domingo) la donación de la Filial Río Tercero por gestión de la referente de esa filial Adriana Cabo, un equipo de fardos de pasto. “Los encargados de la campaña de juntar los fardos fueron Adrián Dimarco y Pablo Rimoldi, para ellos también nuestro agradecimiento”, valoró Aguirre.