Prensa Prensa 12/17/2020

ECONOMÍAS REGIONALES SIN DESTINO FRENTE A UN ESTADO QUE ABANDONÓ LAS POLÍTICAS PÚBLICAS PARA RESCATARLAS

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Nota Original FAA
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En la tarde del 16 de diciembre, se reunió la comisión de Economías Regionales de Federación Agraria Argentina que evaluó la situación económica, financiera, productiva y social que atraviesan miles de pequeños y medianos productores, en territorios abandonados por las políticas públicas agropecuarias, arrojando a cientos de familias rurales a un destino sin oportunidades. 


Las economías regionales, que si bien no son el sector potencialmente exportador en comparación con la zona pampeana, sí lo son en materia de generación de empleo, arraigo y motor económico del mercado interno. Es por eso que vemos una enorme contradicción al no sentirnos apreciados por los gobiernos municipales, provinciales y nacional, frente a ese rol protagónico que tenemos en la economía, que no ven o no entienden que es un sector que con respuestas y políticas públicas adecuadas para revertir la situación que atraviesa, puede de modo ágil y dinámico, contribuir a poner a nuestra Argentina de pie.

La falta de políticas públicas que incentiven al sector, que están vinculadas a la necesidad de financiamiento, el acceso al crédito, la ausencia de un seguro multiriesgo frente a los daños que causan en las producciones las inclemencias climáticas, un precio mínimo sostén, el fortalecimiento de fondos de emergencia agropecuaria, y una fuerte intervención de Estado que ampare a los pequeños productores de la concentración, arrojan a miles de ellos cada año fuera de la cancha, sin posibilidad de reinsertarse nuevamente en el sistema productivo. Una situación que mantiene a las economías regionales en jaque y a la deriva.

Esas economías regionales son las que contienen la migración incesante de familias del interior a las grandes ciudades. Por ello, para entender que le sucedió a nuestro país en su reorganización territorial en el último tiempo, con tantas villas miserias en cuanto cordón urbano exista, debemos analizar las producciones en cada lugar del país y por qué dejaron de demandar mano de obra, si no se tecnificaron. Lamentablemente, la respuesta está en las millones de hectáreas a lo largo y ancho del país en estado de abandono. 

La desidia de la política le hizo mucho daño al sector productivo, especialmente al de economías regionales. Desde los 90´ a la fecha son efímeros los períodos que fueron buenos para nuestros representados. Y, ante la falta de políticas públicas y un estado ausente en defensa de la competencia, dejaron el camino allanado para que las grandes industrias tomaran las riendas con las reglas de mercado y un Estado brillando por su ausencia. Como consecuencia de ello, miles de pymes y agricultores pequeños fueron desapareciendo.

Pero estos no son los únicos factores que oprimen a los productores, que no son una unidad de negocios, sino una forma de vida atada a la producción, que en algunos casos muy aislados le dan valor agregado. Los precios de los costos de producción están atados al dólar, por lo que suben sin parar, mientras que la venta de nuestras materias primas es en pesos y con precios de hace dos años, en un mercado interno cada vez más deprimido. No hay forma de que una economía productiva resista con estas complejas variables. Y lo que más indigna es el silencio cómplice de quienes nos gobiernan.

Un esquema más, que complica e indigna, es que terminan siendo los intermediarios los grandes ganadores, porque la distancia y el encarecimiento de la producción por falta de transporte, tira abajo la rentabilidad del productor.

Asimismo, la falta de acceso al crédito para nuestros representados sigue siendo un gran problema, los mismos en su gran mayoría, según los requerimientos actuales de la banca pública y privada, no son sujetos de créditos y por ello se hace muy difícil que los mismos se tecnifiquen o le den mayor valor agregado a su producción.

Los federados manifestamos nuestra indignación frente al ingreso de productos importados como el caso del Durazno al natural de China en Mendoza, en simultáneo que se cosecha la producción local. Y lo mismo se repite con la Yerba de Paraguay y Brasil, y la Banana de Bolivia y Paraguay.

Los que representamos a las Economías Regionales instamos a los gobiernos municipales, provinciales y nacional que nos apunten con las políticas públicas que necesitamos, que no nos vean como si fuéramos grandes productores, y que observen que esta cultura de vida, que produce los mejores productos del mundo, está dispuesta a través de reglas claras a ser el motor de la generación de empleo en los territorios y ayudar a reactivar la economía, con un aporte fundacional, para asegurar la soberanía alimentaria nacional.

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