Hace 100 años las demandas y reclamos de los chacareros arrendatarios se pusieron en debate y dieron lugar a ley de arrendamientos que tradujo en su texto una verdadera política agraria con condiciones de previsibilidad y protección a los pequeños y medianos productores agrícola-ganaderos.
Los contratos eran leoninos y a corto plazo, lo que se traducía en abusos del trabajo del arrendatario y su familia.
A 100 años de aquella Ley, hoy tenemos otros problemas no resueltos por la legislación vigente, arriendos con altos costos, que excluyen a los agricultores de menor escala del circuito productivo local, siendo desplazados por los capitales concentrados y con capacidad financiera.
Es necesario repensar estrategias de promoción y protección, con políticas activas, que fomenten equilibrio en las condiciones contractuales y económicas. Nuestra estructura social ha cambiado, pero seguimos siendo actores fundamentales para el desarrollo productivo.